Un sueño roto: la historia de Fisker
Fisker, una vez considerada una rival a tener en cuenta para Tesla, ha visto cómo su ambición de revolucionar el mundo de los coches eléctricos se ha desmoronado. Desde sus inicios, la compañía prometía la creación del Fisker Karma, un vehículo híbrido que capturaría la atención del mercado. Sin embargo, la tristeza de la bancarrota no tardó en llegar, siendo esta la primera de dos.
Las revelaciones de una investigación preocupante
A fines de 2024, se destapó que Fisker estaba bajo la lupa del FBI por contratar a un supuesto espía norcoreano. Esta situación ha sumido a la empresa en una crisis de reputación sin precedentes. A través de inversores privados y un inicial respaldo por el Departamento de Energía de EE. UU., la marca recaudó más de 1,000 millones de dólares, pero eso no fue suficiente para cambiar su rumbo.
Problemas técnicos y una segunda quiebra
Después de varios años de promesas no cumplidas, Fisker finalmente lanzó su SUV, el Ocean, pero no sin problemas. Los vehículos presentaron fallos graves, llevando a investigaciones y múltiples retiros del mercado. El desgaste financiero fue evidente cuando la empresa comunicó pérdidas de más de 460 millones de dólares en 2023, camino a su segunda quiebra.
Una lección sobre ambición y realidad
El relato de Fisker es un recordatorio sobre los peligros de la sobrepromesa y la falta de planificación. En un sector tan competido como el de los coches eléctricos, equilibrar la innovación con la viabilidad comercial es clave. A medida que el escenario evoluciona, queda por ver si Fisker tendrá alguna oportunidad de resurgir o si se convertirá en un recuerdo de lo que pudo haber sido.